Las sociedades industrializadas, de un tiempo a esta parte, padecen un problema que según los sociólogos va en aumento. Cada vez son más los jóvenes que no están dispuestos a esforzarse por nada más que por pasárselo bien.Jóvenes que ni hacen una cosa, ni hacen otra, ni quieren estudiar ni tampoco quieren trabajar y que pretenden de que por vida sus padres los mantengan comiendo la "sopa boba" como normalmente se nombra a los vagos, a los sin iniciativa, a los que esperan que los demás les saquen las "castañas del fuego" mientras ellos viven en la inopia, en la distancia de la realidad y no entienden el esfuerzo que sus progenitores realizan para colmar todos sus deseos y anhelos, que por cierto, pocos son , excepto la diversión.
Situaciones como estas llevan a enfrentamientos permanentes en las familias, discusiones de los padres con los hijos en el afán de los primeros por intentar que sus hijos se forjen un futuro, aterricen en la realidad y sean capaces de afrontarla con solvencia.
Muchos de los que hoy sobrepasamos los cuarenta vemos la realidad totalmente diferente a como la veíamos cuando éramos veinteañeros. Oías la música y corrías tras ella, olías la cerveza, el ron o la ginebra y querías cuantas más copas mejor pues nadie dependía de tí, todo era para tí pero con el paso del tiempo tú tienes que responder por otros y eso solo se consigue si te has formado, si estudias o trabajas, si sientes el esfuerzo como algo básico para la adquisición de hábitos correctos para vivir en sociedad y hacerte responsable con las obligaciones futuras que desde cualquier ámbito tengas.
Tenemos una gran labor por delante, tenemos que seguir trabajando para instalar en nuestros alumnos la virtud del esfuerzo, debemos dar a entender a nuestros alumnos que las cosas no vienen de la nada, que vean que conseguir algo cuesta y esos modelos debemos ser los padres, los profesores, la sociedad y los medios de comunicación.
Cuando hay esfuerzo la satisfacción es mayor.
