jueves, 27 de enero de 2011

Currículo, ceniceros y música

Las tres palabras del título de este post, tienen su explicación. Y esa explicación os la voy a dar. (parezco el alcalde de la película "Bienvenido Mister Marshall" de Luís Garcia Berlanga).
Ayer tarde, puesto que uno vuelve a hacer fotocopias por eso de tener hijas en edad en la que los apuntes se los pasan entre las compañeras, tuve la oportunidad de hacer cola en una conocida casa de fotocopias de Cáceres. Delante de mí dos jóvenes (una diplomada en turismo, el otro licenciado en derecho), se afanaban en colocar una foto en su curriculum original, para sacar varias fotocopias del mismo, supongo para entregarlos a diestro y siniestro en cualquier oficina, negocio, institución o cualquier lugar donde ellos entendiesen que podían ser objeto de selección. Entré en conversación con ellos. Buscaban trabajo de lo que fuera, daba lo mismo, decían valer "para un roto y para un descosío". Salieron del local, y al lado encontraron la primera puerta donde entregar el primer currículo, una empresa dedicada a la atención de personas dependientes. Nos despedimos con el consiguiente deseo por mi parte de que tuvieran suerte.

La ley antitabaco ha hecho agudizar el ingenio a los hosteleros. Darse un paseo por la ciudad es ver como los ceniceros en las calles han aumentado, pero los que han aumentado son los de iniciativa privada, los que los hosteleros han colocado a las puertas de sus establecimientos. La tipología de los mismos es muy variada, adaptados a las circunstancias de la calle, al enrejado del establecimiento, colocado en la misma puerta o en el arriate de algún árbol próximo, es decir cada uno se apaña como puede. Pasen y vean.

Maxi es un conocido jubilado. Toda su vida laboral la pasó al volante de un autocar de una conocida empresa de Cáceres. La música siempre le gustó, pero los continuos viajes que tuvo que realizar en su trabajo no le dejaba tiempo para desarrollar su ilusión. Hoy, jubilado, toca el acordeón, disfruta como un niño haciéndolo, se nota que le satisface lo que hace. Ayer le acompañé un ratito en una actuación que daba junto a otros compañeros en el Hogar del Pensionista de la Plaza Mayor.

Las tres situaciones anteriores están llenas de ingenio. Los estudiantes ingeniándoselas para entregar currículos y encontrar trabajo, los hosteleros inventando ceniceros para quizás patentarlos y Maxí, agudizando su ingenio para que con su dedos el acordeón suene a las mil maravillas y deleite a los que lo escuchen.

Suerte a los que buscan empleo, suerte a los que tienen empleo (hosteleros) y agudizan su ingenio para no perder clientes y perder el trabajo, y ánimo a Maxi para que siga con esa ilusión de tocar y con ello animar a los demás.

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