Por ello hay pequeñas cosas que deberían ser atendidas por nuestras autoridades municipales, pues ciudadanos como yo no entendemos de macroproyectos que muchas veces no llegan a su fin, reuniones a alto nivel, y cifras económicas que son tan desorbitantes que no llego a entender.
Pero, por el contrario entiendo del bache de la calle, de la baldosa en la que me tropiezo o me salpica el pantalón, de la falfa de iluminación en algunas zonas, de la falta de reposición de elementos urbanos deteriorados, de los ruidos a los que estamos sometidos, de las cacas de los perros en nuestras aceras, de la falta de indicaciones para los turistas que visitan nuestras ciudades y una gran cantidad de cosas que todos sabemos.
La solución a todas estas deficiencias pasan por pisar la calle, conocer los problemas, basta con darse un vueltita y ,mirar hacia abajo, en vez de mirar hacia arriba o al frente esperando la palmadita en la espalda, el saludo, el reconocimiento y la sonrisa. Ya está bien de protocolo, y más atención a esas pequeñas cosas que hacen que los lugares donde vivimos sean acogedores, saludables, seguros y bonitos. Esa es la gran estampa en la que me gustaría vivir.